¡Qué Mareo Me Dio!

11:49 ELIZA MORALES MONTES 0 Comments


Ayer estuve presenciando una ponencia en un auditorio y literalmente me mareó el expositor. ¡Estuvo en movimiento de un lado a otro casi durante todo su discurso! Fue impresionante el manejo de las informaciones, lo coherente de su exposición (hasta jocosa en algunos momentos), una dicción, entonación y pronunciación correcta. Por lo cual, yo califico su intervención como buena. Pero, en el ámbito de la expresión corporal, se quedó corto.
El arte de hablar en público no encierra solamente una buena dicción, entonación, coherencia; no, va mucho más allá de eso. El penetrar a las emociones, sentimientos, actitudes, el tratar de persuadir, convencer, conmover a un público a través del discurso, requiere de un esfuerzo mayor. No es simplemente pararse ahí y hablar, no, su expresión corporal tiene que estar en armonía con lo que usted está expresando. Una persona que esté hablando sobre un hecho de alegría (por poner un ejemplo) no puede tener su cara tosca u odiosa, tiene que transmitir alegría con el simple hecho de verlo. Para eso, es imprescindible conocer las cualidades de un buen orador. Pero antes, hablemos de la oratoria.

¿Qué es la oratoria? Es el arte de hablar bien. El arte de hablar en púbico con elocuencia, con el fin de convencer, conmover o persuadir al auditorio. El hablar ante un público es penetrar hasta éste a través de las palabras y las expresiones corporales.

Para ser un buen orador debes tomar en cuenta lo siguiente: 

Físicamente: debes estar bien aseado, vestido acorde a la ocasión (para esto debes revisar los códigos de vestimenta antes de elegir la ropa que usarás para tu exposición). Calcular los ademanes que utilizarás y ejercerlos con cuidado, tus expresiones corporales tienen que estar acorde al tema, tu postura debe reflejar lo que estás pronunciando. El contacto visual con el público es esencial, antes de pronunciar una palabra debes observar cada punto de tu público por unos segundos (ésto atraerá la atención total hacia ti). De vez en cuando puedes moverte fuera del podio a un lado y al otro, pero sutilmente y no abusar de los movimientos (como el orador que motivó el escrito del día de hoy).

Intelectualmente: debes estar bien documentado sobre el tema en cuestión, analizar el público al que te dirigirás,  tener los estudios que te acrediten que estás capacitado para el tema en cuestión (aunque la experiencia en un campo determinado te avala para que puedas habar de ese tema).

Moralmente: debes ser puntual, un hombre una mujer íntegra (a veces hay personas que se suben a un podio a hablar y nadie le hace caso por su trayectoria inmoral), ser sincero, a todos nos gusta que nos hablen con la verdad.

En escritos futuros conversaremos a profundidad de este tema, déjanos saber qué te pareció.


Feliz día.

0 comentarios: